El docente debe ser guía y supervisor, dejando al alumno la libertad necesaria para desarrollar su autoridad y responsabilizarse de su propia tarea.
Además, esta evaluación tiene que ser cualitativa y cuantitativa, porque no solo debe tenerse en cuenta el resultado final, también deben adquirir valores como: esfuerzo, interés, seriedad, afán, compromiso y empeño además de conocimientos.